GONZALO “EL TECE”, LA FIESTA DE SAN ANTÓN, Y MI PADRE
Gonzalo “el Tece”, era una excelente persona. Era muy amigo de mi padre, por razones profesionales y afectivas.
Era un hombre “positivo“, como dicen ahora. Siempre veía el lado bueno de las cosas: “Si así viene, así conviene”, sentenciaba a menudo.
Al ver una fotografía antigua; donde se ve el alpargate gigante que servía de reclamo de su establecimiento, sito en la fachada del mismo y sobre la puerta de acceso; me han venido multitud de recuerdos de un tiempo en que los muchachos de entonces, empezábamos a asomarnos a la vida esperando que fuera amable y hermosa. Pasado el tiempo, no lo ha sido tanto. Pero nadie tiene la culpa. Y como decía Chéjov, la felicidad no existe, pero sí el deseo de ser feliz. No es poco.En fin, que viendo la foto del alpargate mentado, me ha venido al recuerdo una anécdota que contaba mi padre en la que estaba implicado Gonzalo “El Tece”:
Para San Antón, todos los años los alpargateros organizaban la fiesta del Santo. La noche de vísperas se encendían “castillos” (hogueras) en muchos sitios del pueblo y se reunían los vecinos en torno a ellos a pasar la trasnochada fría de un enero serrano en Caravaca. Antes de eso, por la tarde, los mas ruidosos habían estado tirando carretillas a mansalva. “Cosa de cafres”, decía mi padre, al que aquello le parecía cosa de personas poco civilizadas. No le gustaba en absoluto. Eso lo he heredado yo también.El día de San Anton, tenia lugar la fiesta que, como dije, la organizaban los alpargateros (mi padre y Gonzalo eran del gremio).
Por la mañana tenia lugar la función religiosa en los frailes carmelitas, y se repartían entre la concurrencia las tortas de san Antón (pan ácido sin creciente), bendecidas.
Luego tenía lugar, en la Corredera la bendición de los animales. Aun no elevados, como ahora, al desmesurado tratamiento, ni a la dignidad de “persona”. Eran simplemente animales.
Mientras eso sucedia, en otro lugar de la Corredera, se había colocado un palo enjabonado para la cucaña y entre los árboles se habían tendido alambres para colgar la piñata La piñata eran ollas de barro que contenían en su interior cada una una cosa: hollín, harina, agua o dinero. A la gente que quería participar se le tapaban los ojos con un pañuelo y se les entregaba un garrote monumental, se les daban varias vueltas para desorientarlos y una vez hecho, se liaban a dar garrorazos al aire con la esperanza de atizarle a la olla que contenía el dinero y romperla para llevárselo. Las más de las veces quebraban las ollas que contenían el hollín, la harina, o el agua y se ponían perdidos…
En fin, resulta que un año el presidente de la Comisión de fiestas de San Antón fue Gonzalo “El Tece” y mi padre el secretario.
Hay que decir, porque muchos no lo sabrán, que Gonzalo tenía un problema de visión y solo veía por las colas de los ojos. Conviene aclararlo para entender la anécdota.
Como iba diciendo, mi padre y Gonzalo, iban dándose una vuelta por la fiesta, para ver como transcurría. Al pasar junto a la piñata, Gonzalo no vio -precisamente por su problema de visión- a uno que, con los ojos vendados, iba dando garrotazos al aire buscando las ollas.
!!Y pummmmm!!!
Le arreó al “Tece” un garrotazo en la cabeza de padre y muy señor mio. Al punto que Gonzalo cayó al suelo aturdido, conmocionado del tremendo golpe inesperado.
El susto fue general…¡Tibio estacazo!!!
Pero, ensangrentado como estaba y todo, Gonzalo se levantó muy digno y dijo bien fuerte, para que lo oyera todo el mundo:
“¡¡¡NO HA PASADO NADA, TODO SEA POR SAN ANTÓN. QUE SIGA LA FIESTA!!!!”
Pero sí había pasado. ¡Menudo garrotazo le dieron al pobre!!! Lo llevaron a la Casa de Socorro y le dieron puntos y curaron la brecha.
Gonzalo se lo tomo con humor y, pasado el tiempo, se reía al recordarlo y le decía a mi padre: “Manolo, ¿qué iba a hacer?, Si encima era yo el presidente”.
Que buena persona, “el Tece”.
Hay quien sostiene la versión de que era D. Lorenzo Berbell y no El “Tece”, la víctima del soberbio garrotazo. Aún así, todo queda en familia: Don Lorenzo Berbell era primo de mi padre.